Por la redacción

Quien confunde con sexo o pornografía las historias de Sonia Rivera Valdés, «no sabe leer y no sabe lo que es sexo», aseveró la intelectual cubana Teresa de Jesús Fernández en La Habana, durante el coloquio «Las historias prohibidas», realizado en homenaje a la escritora cubana estadounidense.
Rivera Valdés, nacida en La Habana en 1937, reside actualmente a medio camino entre Nueva York y la capital cubana y, además de escribir cuentos, hace crítica literaria y de cine, e imparte clases de literatura, estudios puertorriqueños y de la mujer en el York College.

Pero, sobre todo, «es una de las precursoras de los estudios sobre diversidad sexual desde la literatura cubana y la primera en ganar un Premio Casa de las Américas extraordinario con esta temática», declaró Julio César González Pagés, de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), y uno de los organizadores del homenaje por el cumpleaños 81 de Rivera Valdés.»Sonia es un ejemplo, una mujer que ha luchado contra la xenofobia, el racismo y que trabaja por todos los temas de equidad social, no solo por la equidad de género», destacó González Pagés, durante la cita realizada los días 25 y 26 de abril, en la Casa del Alba Cultural, en La Habana.

«Decidimos iniciar el homenaje el 25 de abril, Día Naranja por la No violencia hacia las mujeres y las niñas, porque para nosotros celebrar es ser más conscientes de que todas las personas podemos aportar nuestro granito de arena para esas causas», explicó el también historiador.

«Aquí debió estar también Isabel Moya, quien estuvo entre las personas que organizaron el encuentro desde el inicio», agregó González Pagés y recordó con un aplauso a la feminista, periodista, profesora y comunicadora fallecida el pasado marzo.

Para la doctora Norma Vasallo, presidenta de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana y también responsable del homenaje, Rivera Valdés es «pequeña de estatura física, pero grande de espíritu, creatividad, espiritualidad y solidaridad humana».

Vasallo destacó, además, que la escritora «ha dedicado mucho esfuerzo a dar a conocer la cultura cubana fuera de Cuba, a tender un puente entre cubanas y cubanos de aquí y del otro lado».

Al homenaje se sumaron también la Casa de las Américas, la Editorial de la Mujer, de la Federación de Mujeres Cubanas y proyectos como Palomas, Todas contracorriente, la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM) y otros que integran la Plataforma por la Promoción de la Equidad y Género con Incidencia Nacional (PEGIN).

La cantante Rochy Ameneiro, del proyecto Todas Contracorriente, recordó que en 2012 Rivera Valdés fue la primera invitada a leer textos de su libro Rosa de abolengo en el espacio «Mujeres del alba», que también tuvo su sede en la Casa del Alba.

El título del encuentro de este abril fue tomado del libro «Las historias prohibidas de Marta Veneranda», por el que Rivera Valdés recibió en 1997 el Premio Extraordinario de Literatura Hispánica en Estados Unidos, convocado por Casa de las Américas.

Para la escritora feminista cubana Laidi Fernández de Juan, las «historias prohibidas» de Sonia Rivera Valdés marcan «el inicio de una liberación sexual que a nivel intelectual pedía a gritos ser expuesta», escribió en la revista cultural digital La Jiribilla.

Y, aunque dicho así, pareciera que el interés primordial de esta escritora es únicamente abordar la sexualidad femenina en todas sus variantes, a juicio de Fernández de Juan sería un error restringir tanto el juicio.

«Son las tragedias humanas contemporáneas el centro de su mayor atención», aseveró Fernández de Juan.

«Las desgarraduras de la migración, la soledad, la incomprensión, el abuso sobre todo ejercido contra la mujer y que adopta, como se sabe, múltiples disfraces con igual número de consecuencias físicas y psicológicas, se encuentran presentes en la narrativa de esta cubana que nunca ha dejado de ser una auténtica batalladora», agregó la intelectual.

Durante los dos días del encuentro, desfilaron por la Casa del Alba los sentimientos que «Las historias prohibidas?» desataron en intelectuales e investigadores como Ana Niria Albo, Nancy Morejón, Denise Ocampo, Marithelma Costa, Georgina Herrera o Zayda Capote, entre otras muchas personas.

«Fue muy fácil convocar a este encuentro», explicó Gonzáles Pagés a SEMlac. «Nada más anunciamos la idea, muchas personas nos comenzaron a llamar porque querían sumarse», agregó.

Teresa de Jesús Fernández, por su parte, comparte la certeza de que Sonia Rivera Valdés convoca a muchas personas y voluntades.
«Cuando la leí por primera vez, sentí que estaba viendo algo inaudito para mí en literatura, a pesar de lo mucho que había leído desde que era pequeña», explicó SEMlac.

«Sobre todo me maravillaba la forma en que esas historias estaban contadas y pensé en cuántas historias prohibidas nos acompañan durante toda la vida y somos incapaces de contarlas ni siquiera a nosotros mismos», reflexionó.

«Yo vine hoy a agradecer tanto cariño», aseguró Rivera Valdés ante el público reunido en el coloquio.

«Nunca pensé una cosa así porque yo no escribo para que me den un homenaje o un premio, yo escribo porque no puedo dejar de hacerlo», agregó.

Rivera Valdés es fundadora y directora de la Editorial Campana, desde la cual se ha dedicado a promover la cultura latinoamericana en los Estados Unidos. Dicha casa publica la literatura escrita por latinos y que se arriesga a desafiar el canon literario, el pensamiento social convencional, pues cree en la cultura como patrimonio de todos.

En 2011 la homenajeada fue miembro del jurado del Premio Casa en la categoría de Cuento y tiene entre sus obras más destacadas, además de Las historias prohibidas de Marta Veneranda (2001); Historias de mujeres grandes y chiquitas (2003) y Rosas de abolengo (2011), entre otras.

En todas ellas, al decir de Laidi Fernández de Juan, «Sonia abre puertas y ventanas para que podamos escuchar las congojas de quienes sufren y resisten sin ser reconocidos como víctimas a simple vista».

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